En un momento en que los costes energéticos y los compromisos medioambientales marcan la agenda de empresas y administraciones, la eficiencia energética en el entorno profesional se ha convertido en una prioridad .
Optimizar el consumo ya no es solo una cuestión de ahorro, sino de competitividad, sostenibilidad y cumplimiento normativo. Desde oficinas y centros logísticos hasta instalaciones deportivas o edificios públicos, mejorar la eficiencia significa usar menos energía para lograr el mismo (o mejor) rendimiento.
A continuación, repasamos 5 estrategias prácticas que puedes aplicar hoy mismo para reducir el consumo y mejorar la eficiencia energética en el entorno profesional, seguidas de una sexta herramienta “+1” que te permite medir, analizar y mantener esos resultados de forma inteligente.
5 Estrategias para mejorar la eficiencia energética en el entorno profesional
Estos hábitos de consumo son el punto de partida para cualquier estrategia de eficiencia energética, con resultados visibles en el corto plazo:
1. Controla la climatización: cada grado cuenta
En la mayoría de los edificios, la climatización supone entre el 40 % y el 60 % del consumo energético total.
Ajustar correctamente la temperatura es una de las medidas más simples y efectivas:
- Invierno: mantener entre 19 °C y 21 °C.
- Verano: entre 24 °C y 26 °C.
Cada grado fuera de esos rangos puede suponer un aumento del 7 % al 10 % en el gasto energético.La instalación de termostatos inteligentes o sistemas de gestión centralizada permite mantener el confort sin derrochar energía.
2. Revisa el aislamiento y evita fugas térmicas
De poco sirve calentar o enfriar si la energía se escapa por ventanas o techos.
Un buen aislamiento térmico es la inversión más rentable a medio plazo, especialmente en edificios públicos o antiguos.
Revisa el sellado de ventanas, sustituye carpinterías obsoletas y considera materiales con baja transmitancia térmica.
Además, incorporar puertas automáticas, cortinas de aire o dobles cristales puede reducir el consumo energético anual hasta un 25 %.
3. Optimiza la iluminación con tecnología LED
La iluminación representa otro de los grandes focos de gasto. Sustituir luminarias tradicionales por tecnología LED puede reducir el consumo hasta un 80 %, al tiempo que mejora la calidad lumínica.
Complementa el cambio con sensores de presencia, reguladores automáticos de intensidad y temporizadores.
Por ejemplo, en edificios administrativos o espacios deportivos, el uso de sistemas de alumbrado inteligente permite adaptar la iluminación al uso real del espacio, evitando el desperdicio energético cuando las zonas están vacías.
4. Gestiona los equipos y dispositivos en standby
El llamado “consumo fantasma” (el que generan los equipos en modo de espera) puede representar entre un 5 % y un 10 % del gasto eléctrico total de una instalación.
Implementa protocolos de apagado automático, usa regletas inteligentes y programa sistemas de desconexión remota para equipos no esenciales fuera del horario laboral.
En entornos profesionales con gran densidad tecnológica, estas medidas pueden traducirse en ahorros de miles de euros al año y una notable reducción de emisiones.
5. Programa el uso energético según las tarifas horarias
Aprovechar las horas valle (cuando el precio del kWh es menor) permite optimizar costes sin afectar a la operatividad.
Programar sistemas de climatización, bombeo o maquinaria pesada para funcionar en esas franjas genera ahorros significativos, especialmente en entornos industriales o logísticos.
El uso de sistemas de gestión energética (BEMS) facilita este control y automatiza los procesos, asegurando un funcionamiento eficiente las 24h.
+1. Monitorización IoT: la estrategia que marca la diferencia
Aplicar medidas de ahorro es importante, pero sin datos, no hay control.
La verdadera eficiencia comienza cuando puedes medir y entender el comportamiento energético de tu instalación en tiempo real.
La monitorización IoT ofrece esa capacidad: sensores, contadores y plataformas inteligentes que registran el consumo de electricidad, agua o gas en cada zona o equipo.
En OdinS, lo hacemos posible con WiCloudS, una plataforma interoperable que centraliza todos los datos en un solo entorno, transformándolos en información útil para la toma de decisiones. Esta información también puede integrarse en sistemas de visualización de terceros, unificando la información en un mismo lugar.
En edificios públicos, centros deportivos o infraestructuras municipales, la monitorización IoT permite un control real y sostenible del gasto energético, cumpliendo con los estándares de eficiencia y sostenibilidad exigidos por la UE y programas como el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC).
Del ahorro puntual al control inteligente
La eficiencia energética no depende solo de las buenas prácticas: requiere visibilidad, automatización y análisis continuo.
Las cinco estrategias anteriores son la base, pero la monitorización IoT es la pieza que garantiza su éxito a largo plazo.
Transformar un edificio o instalación en un espacio energéticamente inteligente ya no es una utopía: es una inversión medible, sostenible y necesaria.
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